intolerancia Religiosa en Rivas en 1900

 De grandísima importancia para el inicio de la obra en el Pacífico de Nicaragua, fue don Salvador Avilés. Era un rivense que se había convertido al Evangelio en los Estados Unidos y vino a Nicaragua al parecer patrocinado por su iglesia en el año 1900. El Sr. Avilés viajó a Guatemala en el año 1900 para contraer matrimonio con la señorita misionera Eva Dawson, quien había llegado a Puerto Barrios el 30 de Enero de 1900, después de cinco días de navegación desde Nueva Orleans.

La boda se efectuó el 10 de Octubre.

La pareja Avilés - Dawson se reportó a Nicaragua el 18 de Febrero de 1901, donde se unieron al matrimonio DeRoos - Boyle para continuar la enérgica faena de propagación de las Buenas Nuevas de Salvación en Jesucristo.

 Los Avilés - Dawson se establecieron en la ciudad de Rivas pero fueron sometidos a terrible hostigamiento de parte del clero católico.

Los sacerdotes organizaron manifestaciones en las calles y ordenaron el repique constante de las campanas de las iglesias a la hora en que los Avilés daban sus mensajes. No obstante la intervención de la policía en favor de los misioneros evangélicos, estos no pudieron sostener el punto, y acordaron retirarse a Managua.

Por la experiencia de Rivas, los Avilés decidieron solicitar la protección del Estado sobre la base de los derechos constitucionales que garantizaban el libre ejercicio de las religiones minoritarias.

Esto de invocar la protección del gobierno de acuerdo a las leyes para repeler la acción fanática de la Iglesia Católica Romana fue una constante de las siguientes generaciones de misioneros extranjeros v  nacionales que algunas veces funcionó y otras no. 

Tal es el caso, de cierta ocasión cuando Avilés se encontraba predicando en una calle de Managua y debido a los pequeños desórdenes que ya se estaban formando, el jefe de policía ordenó al misionero que se alejara de la acera y que se mantuviera dentro de la casa. El incidente llegó a oídos del mismo presidente Zelaya, quien contraordenó la disposición del jefe de policía declarando que el misionero podría predicar en el lugar que él deseara. El regocijado Avilés escribió: "Con todas las facilidades para poder viajar y con la libertad y protección garantizada del gobierno, muy pronto todo este pueblo será evangelizado"

Salvador Avilés tenía la creencia que el éxito de la evangelización en Nicaragua era atrayendo a los católicos romanos por medio de la proclamación verbal. Su estrategia consistía en predicación al aire libre, contestar preguntas de los mirones e invitar a su residencia a aquellos que manifestaran interés. Se elaboró un calendario de servicios para exposición de las verdades bíblicas a hombres, mujeres y niños por separado. El Sr. Avilés se encargaba de los hombres y los jóvenes, mientras su esposa lo hacía con las mujeres y los niños.

Avilés alentaba a los que habían creído, a que se bautizaran y se incorporaran a la iglesia pastoreada por DeRoos. 

Los nuevos miembros debían participar en la proclamación, primero evangelizando a sus propias familias y luego predicando en las esquinas de las calles. En las décadas siguientes, los misioneros de CAM siguieron esta misma estrategia básica, descuidando la capacitación de las inmaduras congregaciones y de los pastores nacionales.


En los primeros años del esfuerzo misionero de CAM en Nicaragua, eran los mismos misioneros, en su carácter individual, los que determinaban el curso de las acciones a seguir, la oficina principal de CAM en Dallas, ofrecía poca o ninguna orientación, por lo que las tácticas evangelísticas eran determinadas por prueba y error en el campo.

Las leyes de la constitución de la república que permitían la libre movilización de los misioneros y la hostilidad de la Iglesia Católica, eran recogidas por los periódicos, a veces en forma neutral y otras de manera tendenciosa, pero ambas servían a la promoción del Protestantismo y su mensaje.

De manera que cuando Salvador Avilés se comprometió a un debate público con un cura católico, la prensa de Managua recogió la noticia y le dio un despliegue por varios días.

Los funcionarios de gobierno y los oficiales militares, a pesar que tenían sus propias opciones religiosas, respetaban las leyes que aseguraban la libertad de los evangélicos a proclamar su mensaje. No obstante, siempre se produjeron situaciones enojosas, como cuando la esposa del alcalde de Managua se presentó a una reunión evangelística para mofarse en voz alta de todos los presentes.

Cuando la policía apareció para tranquilizar la situación, la mujer gritó: "Yo soy la esposa del jefe de la comuna de Managua y no queremos libertad religiosa; nosotros deberemos defender a la Iglesia Católico Romana". La mujer fue retirada del lugar.

No muchos días después del incidente con la mujer del alcalde, una explosión voló unas barracas del ejército y un depósito de municiones, matando a doscientas personas. Dos mujeres evangélicas fueron vistas cerca del lugar del siniestro y consecuentemente arrestadas. Los través de los años, los misioneros y los creyentes evangélicos fueron apedreados, insultados, abofeteados, amenazados de muerte y hostigados en sus casas de habitación. En cierta ocasión, uno de los creyentes fue herido con un machete en la misma puerta de la iglesia.

Alrededor de Octubre de 1903, los esposos Avilés - Dawson abandonaron el país por más de veinte años. El historiador Melvin Paredes citando La Antorcha (Septiembre - Octubre 1925), menciona que el Sr. Salvador Avilés estuvo en Nicaragua para "una semana de culto especial". El mismo Paredes refiere que este hombre, tan importante para el desarrollo del Evangelio en el Pacífico de Nicaragua, subsistía económicamente al final de sus días, impartiendo clases de Inglés. Murió viejo en Managua.

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